Pasan tantas cosas en el país, la agenda cobra un vértigo inaudito incluso para tiempos acelerados como los de la contemporaneidad o para quienes estamos habituados a la incertidumbre en la que acostumbra vivir un país de crisis en crisis como gusta pensarse -o quizás lo sea- el nuestro. Tenemos el inicio de clases a la vuelta de la esquina. Este año muy posiblemente los conflictos, tensiones y acuerdos propios de cada comienzo del ciclo lectivo ocurren más a nivel provincial que como parte de un debate de alcance nacional.
En este texto buscamos ir contra este clima de época e insistir en la necesidad de presentar ideas que permitan reponer el debate sobre una agenda de la política educativa a nivel nacional. Si bien en un paísfederal como el nuestro la educación es responsabilidad de cada provincia, sostenemos la necesidad de contar con proyectos que planteen ejes comunes, respetando las idiosincrasias y necesidades de las localidades y contextos, pero sin que esto signifique dejarles ni a su voluntad ni a la deriva.